“Chica, los jóvenes se han vuelto muy superficiales. No sé lo que ocurre pero ya no se fijan en mí. Una mujer como yo, inteligente, inquieta, bella, con sentido del humor y cariñosa tendría que triunfar en el juego de la seducción. Siempre he creído que tengo un " je ne sais quoi " que me salva de la vulgaridad y me hace destacar entre todas esas mujeres maduras que, al conseguir no engordar, visten como jovencitas. Me gusta viajar y estoy siempre dispuesta a descubrir nuevas aventuras pero no encuentro a ese hombre interesante que me mime y me acompañe. Echo de menos ese coqueteo ingenioso que termina en complicidad y que te hace sentir viva y deseada.
Mi curiosidad es cada vez mayor al comprobar el beneficio que supone el estar siempre informada y el atreverse con experiencias nuevas. Seguro que hubiera sido una buena policía, capaz de ayudar y escuchar a la gente, intentando la difícil tarea de hacer prevalecer la fuerza de la razón sobre la razón de la fuerza. Cualquier actividad me descubre nuevos alicientes que producen en mi estómago una especie de ebullición que me impulsa a hacer y a pensar. Creo que conseguiría cautivar y enriquecer al muchacho que se fijara en mí, a pesar de intuir que soy un poco anticuada, puesto que he de confesar, siento debilidad por la inteligencia.
A modo de consuelo, y sabiendo que posiblemente me engaño a mi misma, a veces me digo que, tal vez, lo que frena el interés de los hombres por mí son mis setenta y tantos años recién cumplidos.”
Mi curiosidad es cada vez mayor al comprobar el beneficio que supone el estar siempre informada y el atreverse con experiencias nuevas. Seguro que hubiera sido una buena policía, capaz de ayudar y escuchar a la gente, intentando la difícil tarea de hacer prevalecer la fuerza de la razón sobre la razón de la fuerza. Cualquier actividad me descubre nuevos alicientes que producen en mi estómago una especie de ebullición que me impulsa a hacer y a pensar. Creo que conseguiría cautivar y enriquecer al muchacho que se fijara en mí, a pesar de intuir que soy un poco anticuada, puesto que he de confesar, siento debilidad por la inteligencia.
A modo de consuelo, y sabiendo que posiblemente me engaño a mi misma, a veces me digo que, tal vez, lo que frena el interés de los hombres por mí son mis setenta y tantos años recién cumplidos.”
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