El hombre seguía sodomizándola, mientras la chica gritaba suplicándole que parara. Después de una noche de fiesta, habían terminado en casa de la muchacha tras apurar varias litronas de cerveza. Cuando el lance terminó, en medio de un charco de sangre, el varilarguero abandonó el domicilio intentando llegar hasta su casa para dormir la mona con la ropa interior teñida de rojo. Una vecina, al oír los gritos de auxilio, entró en la vivienda después de que todo quedara en silencio para descubrir, en una de las habitaciones, el cuerpo inconsciente y ensangrentado de la joven. Trasladada al hospital, el médico confirmó que en cuestión de minutos la mujer podía haber fallecido desangrada por la fuerte hemorragia ocasionada por tan violento acceso carnal.
Tras los desgarros, producidos por la acción del machoman, fue necesario reconstruirle el recto. A los pocos días, cuando la mujer pudo ser interrogada, visiblemente condolida e incapacitada por las heridas sufridas, esta justificó con toda clase de detalles lo que llamaba la fogosidad del que decía era su novio. Se había sentido humillada e indefensa frente al beodo precisamente en la noche en la que pensaba formalizar su relación. Al comprender que se iba a proceder a la detención de su pareja sentimental, la mujer insistió en que ella no había pedido ayuda y que no quería que nadie se entrometiera en su vida.
En el momento en el que se quedó a solas llamó a su amado, para pedirle que se escondiera y para, entre disculpas, ofrecerle su casa como refugio.
Tras los desgarros, producidos por la acción del machoman, fue necesario reconstruirle el recto. A los pocos días, cuando la mujer pudo ser interrogada, visiblemente condolida e incapacitada por las heridas sufridas, esta justificó con toda clase de detalles lo que llamaba la fogosidad del que decía era su novio. Se había sentido humillada e indefensa frente al beodo precisamente en la noche en la que pensaba formalizar su relación. Al comprender que se iba a proceder a la detención de su pareja sentimental, la mujer insistió en que ella no había pedido ayuda y que no quería que nadie se entrometiera en su vida.
En el momento en el que se quedó a solas llamó a su amado, para pedirle que se escondiera y para, entre disculpas, ofrecerle su casa como refugio.
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